El verano es una de las épocas favoritas de muchas empresas especializadas en la rehabilitación de fachadas en Madrid. Te contamos porqué:
Una ciudad vacía
Si hay algo que tenemos claro aquellos que vivimos en la capital es que junio y agosto es una época en la que la ciudad se queda prácticamente vacía. El calor del asfalto de la gran capital es uno de los incentivos para buscar otros lugares mucho más acogedores y que permitan dormir por las noches.
Además de ser la época favorita de casi toda la población para irse de vacaciones. Veremos así el metro vacío, tendremos sitio para cenar en nuestro restaurante favorito y sin tener que esperar o reservar, aparcamientos disponibles justo debajo de casa…
Con una ciudad prácticamente desierta es mucho más fácil trabajar en la rehabilitación de fachadas. ¿Por qué? Dependiendo del trabajo que tenemos que hacer deberemos colocar andamios o hacerla rehabilitación en altura, todo ello supone un montaje y riesgo (que es mínimo) de que pueda caer algún material a la calzada.
Si los edificios que se van a rehabilitar no tienen inquilinos o trabajadores entrando y saliendo para fichar, comer o visitantes (museos, monumentos históricos) es mucho más fácil trabajar y menos molestarán las labores a sus habitantes.
Se trata de la época perfecta en cuanto a condiciones meteorológicas
Aunque sí es cierto que a veces el calor puede resultar asfixiante, verano es ideal porque no nos arriesgaremos a que en medio de un trabajo de rehabilitación tenemos que parar este porque se ha puesto a llover.
En el resto de meses la lluvia puede complicar las labores de rehabilitación, porque además de mojar los materiales y de hacer más peligroso el trabajo ya que los profesionales se podrán resbalar hace que pintar o retirar capas protectoras sea prácticamente imposible.
Es de todos sabido que pintar sobre superficies húmedas o mojadas no sirve de nada y que en situaciones de lluvia o bajas temperaturas la pintura tardará mucho más en secarse.
Otro de los factores ambientales que más influye en la rehabilitación es el viento, a la altura que están ciertos edificios hay rachas de viento de dificulta muchísimo el trabajo de los profesionales.
Verano suele ser una época en la que, salvo excepciones muy extrañas, prácticamente no llueve y no hay vientos. Por ello cuando rehabilitemos una fachada en pleno agosto podremos hacerlo mucho más rápido, sin riesgos y con resultados mucho mejores.
Una ciudad preparada para septiembre
Aunque Madrid la visiten muchos turistas a lo largo de todo el año, sí que es cierto hay épocas en las que el turismo se reparte entre zonas de montaña, playa y grandes ciudades. Esa época suelen ser los meses de verano.
Por ello todas las empresas de rehabilitación de fachadas en Madrid se afanan en terminar sus trabajos antes de “la vuelta al cole” en septiembre. Ya que en esta época la ciudad vuelve a recobrar su bullicio característico, las oficinas se vuelven a llenar de trabajadores y los turistas optan por recorrer las tiendas de la Gran Vía en vez de los chiringuitos de playa.
Y no hay nada mejor que las primeras impresiones para quedarse prendado de un sitio. Al igual que cuando vamos a una entrevista de trabajo, a nuestra primera cita o decoramos los escaparates de las tiendas para que los clientes entres,los edificios son la cara visible de la ciudad.
Una ciudad que tenga fachadas en mal estado, descoloridas, rotas, con grafitis tenderá a espantar a los turistas ( por lo tanto disminuirá el dinero que vayan a gastarse ahí), estos no la recomendarán como sitio de visita obligatoria y se ha demostrado que influye significativamente en la percepción de felicidad de sus habitantes.
Aquellos que viven en una ciudad limpia y cuidada, tienen una mejor percepción de su sitio de residencia y por lo tanto están más satisfechos, más felices y tienen conductas buenas hacia esta (no tiran basura al suelo, cuidan los pequeños detalles, se preocupan por mejorarla…).